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El rastreo es una forma de acercarnos a los animales con los que convivimos. Sus recorridos, sus esfuerzos para conseguir alimento, sus escaramuzas, el afán por la territorialidad, sus formas de aseo, hasta sus muestras de alegría. Todas sus actividades pueden quedar recogidas en cualquier elemento que haya tenido la oportunidad de ser testigo del comportamiento de la fauna. Esos testigos nos pueden revelar sus secretos: no sólo la especie que vieron, también qué estaba haciendo, qué motivaciones tenía, qué sabía hacer para satisfacerlas.

Para interpretar sus secretos necesitamos seguir aprendiendo siempre. Por supuesto, sobre la forma de sus patas, dientes, alas, huevos... todo lo referente a sus formas. Pero también son necesarias sus costumbres, y las excepciones a esas costumbres: cuando cambia el hábitat, las condiciones meteorológicas, el tipo de presencia humana...

Rastrear significa seguir aprendiendo.
Es una motivación más para consultar bibliografía, a otras personas, compartir salidas de campo, fotos, y, por supuesto, rastrear supone sorprenderse cuando descubres algo que no te esperabas, pero que las señales indican que sí, ¡ha pasado este animal por aquí!, ¡y ha hecho esto, no me lo puedo creer!

28 feb 2013

Corzo (Capreolus capreolus)


Aunque las huellas de corzo son muy parecidas a las de otros cérvidos, poseen una serie de peculiaridades que nos pueden ayudar mucho a la hora de identificarlas.






En este caso, vamos a pasar a fijarnos en los detalles uno a uno sin andarnos con generalidades.
  1. La huella de corzo es la más pequeña de todos los ungulados que hay en la Península Ibérica. 
  2. Lo más habitual es encontrar las huellas de corzo con una forma muy acorazonada cuando se desplaza al paso. 
  3. Posee unas pezuñas finas y puntiagudas. 
  4. En las patas delanteras puede llegar a marcar las guardas si el sustrato es el adecuado, siempre y cuando la huella se marque con la suficiente profundidad. En este caso, las guardas quedarían a unos 2,5 cm del borde interior de las pezuñas, y alineadas con las mismas. 
  5. Normalmente el corzo se mueve al paso, de manera que la huella de la pata trasera suele quedar sobre la delantera. El corzo dará grandes saltos en algunas situaciones, como la huida, de modo que encontraremos mucha separación entre pisada y pisada, y veremos las marcas de las pezuñas abiertas, especialmente las delanteras. La separación declas pezuñas al correr llega a ser mucho más amplia que en otros ungulados. 
  6. El tamaño de la huella, sin tener en cuenta las guardas, es de unos 4,5 cm de largo por unos 3,5 cm de ancho.

2 comentarios:

  1. Me ha servido mucho. Claro y práctico. Muchas gracias.

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  2. Gracias, ya he salido de dudas,me ha sido muy útil

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