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El rastreo es una forma de acercarnos a los animales con los que convivimos. Sus recorridos, sus esfuerzos para conseguir alimento, sus escaramuzas, el afán por la territorialidad, sus formas de aseo, hasta sus muestras de alegría. Todas sus actividades pueden quedar recogidas en cualquier elemento que haya tenido la oportunidad de ser testigo del comportamiento de la fauna. Esos testigos nos pueden revelar sus secretos: no sólo la especie que vieron, también qué estaba haciendo, qué motivaciones tenía, qué sabía hacer para satisfacerlas.

Para interpretar sus secretos necesitamos seguir aprendiendo siempre. Por supuesto, sobre la forma de sus patas, dientes, alas, huevos... todo lo referente a sus formas. Pero también son necesarias sus costumbres, y las excepciones a esas costumbres: cuando cambia el hábitat, las condiciones meteorológicas, el tipo de presencia humana...

Rastrear significa seguir aprendiendo.
Es una motivación más para consultar bibliografía, a otras personas, compartir salidas de campo, fotos, y, por supuesto, rastrear supone sorprenderse cuando descubres algo que no te esperabas, pero que las señales indican que sí, ¡ha pasado este animal por aquí!, ¡y ha hecho esto, no me lo puedo creer!

1 sept 2013

Liebre y conejo (Lepus europaeus y Oryctolagus cuniculus)

Las huellas de los lagomorfos son muy características y fáciles de diferenciar, siempre y cuando encontremos un rastro completo. En caso de encontrar solamente una o dos huellas la cosa se nos puede complicar mucho, incluso llegando a confundir unas huella de liebre o conejo con casi cualquier otro animal.

Liebre

Conejo

 Vamos a ver paso por paso las diferencias entre ambas especies, y lo más característico de ambas:

1. Los lagomorfos tienen cinco dedos en las manos y cuatro en los pies.

2. Una huella de lagomorfo puede registrar diferentes partes, según los casos. Cuando marca las patas de forma completa se ve mucho pelo detrás de los dedos, pero cuando corren, lo normal es que marquen las patas de forma incompleta, apareciendo sólo los dedos, con o sin uñas, y en otras ocasiones únicamente las uñas.

3. Se mueven a saltos, a no ser que el paso sea irregular por estar olisqueando o comiendo.

4. En un salto típico de lagomorfo, encontraremos que las dos manos quedan por detrás, una más retrasada que la otra, mientras que los pies quedan por delante, casi en paralelo.

5. Las liebres pueden llegar a alcanzar un gran tamaño, y dan grandes saltos, hasta 170 cm. de longitud. También pueden dar grandes quiebros y cambios de dirección.

6. Al ser la liebre un animal de gran tamaño, cuando se mueve a grandes velocidades la distribución de sus huellas puede llegar a confundirnos con un zorro, o incluso con un perro al galope, por lo que hay que esforzarse en apreciar los detalles de las huellas.

7. Comparando las distancias del salto con la amplitud de la agrupación de huellas, resulta mucho más recogida en el conejo y más amplia en la liebre, es decir, la extensión de la agrupación de huellas en una liebre es proporcionalmente mucho más amplia con respecto a la distancia de salto.

8. En los dos casos las patas traseras son considerablemente más grandes que las delanteras, ya que las utilizan para impulsarse.

9. El tamaño de las huellas en la liebre es aproximadamente de 7 a 12 cm. de largo en los pies, dependiendo de cómo pise, y unos 3,5 de ancho. Las manos pueden rondar los 2,5 cm. de ancho por unos 5 cm. de largo.

10. En el conejo, los pies anteriores pueden llegar a los 4 cm. de largo por 2,5 a 3 cm. de ancho. Las manos miden unos 2,5 cm. de ancho por unos 3 de largo.

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