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El rastreo es una forma de acercarnos a los animales con los que convivimos. Sus recorridos, sus esfuerzos para conseguir alimento, sus escaramuzas, el afán por la territorialidad, sus formas de aseo, hasta sus muestras de alegría. Todas sus actividades pueden quedar recogidas en cualquier elemento que haya tenido la oportunidad de ser testigo del comportamiento de la fauna. Esos testigos nos pueden revelar sus secretos: no sólo la especie que vieron, también qué estaba haciendo, qué motivaciones tenía, qué sabía hacer para satisfacerlas.

Para interpretar sus secretos necesitamos seguir aprendiendo siempre. Por supuesto, sobre la forma de sus patas, dientes, alas, huevos... todo lo referente a sus formas. Pero también son necesarias sus costumbres, y las excepciones a esas costumbres: cuando cambia el hábitat, las condiciones meteorológicas, el tipo de presencia humana...

Rastrear significa seguir aprendiendo.
Es una motivación más para consultar bibliografía, a otras personas, compartir salidas de campo, fotos, y, por supuesto, rastrear supone sorprenderse cuando descubres algo que no te esperabas, pero que las señales indican que sí, ¡ha pasado este animal por aquí!, ¡y ha hecho esto, no me lo puedo creer!

8 may 2013

El niño salvaje de Sierra Morena

'' Aprendió a aullar como un lobo más y a cazar con la manada, además de imitar a las perdices y las águilas con una planta silvestre, la gamona.'' Texto completo aquí

Marcos Rodríguez Pantoja, más conocido como 'El Niño Salvaje de Sierra Morena', haciendo la perdiz con una hoja de puerro ;)


El vídeo fue grabado durante unas unas jornadas sobre el cánido organizadas en Ungilde en marzo de 2013, en las que Marcos, criado con una manada de depredadores, relató su experiencia vital.