Estos pequeños enmascarados de la noche corretean entre las ramas de los árboles, la hojarasca, las grietas en las rocas de bosques y no dudan en aprovechar construcciones humanas de las zonas rurales por toda la Península Ibérica.
La detección de su presencia, en cuanto a las huellas, depende mucho de hábitat puesto que en ciertas zonas boscosas puede resultar complicado encontrar un sustrato adecuado. En el sur de la península estos animalillos pueden doblar en tamaño a los del norte, con lo que sus huellas pueden ser mucho mayores y más fáciles de localizar. Si embargo, la detección de excrementos no tiene dificultad ninguna ya que tienen una marcada tendencia a hacer letrinas, muchas veces en lugares muy visibles.
Huellas
Para identificar correctamente las huellas de una especie lo primero que debemos tener en cuenta es su anatomía. Al ser una especie muy trepadora sus manos y pies están provistos de almohadillas muy marcadas que facilitan el agarre a cualquier superficie. Estas almohadillas son en gran parte, la clave para la identificación de la huella.
Pie |
Mano |
Rasgos para la identificación:
- Marcan 4 dedos en las manos y 5 en los pies.
- Uñas largas y curvas.
- Almohadillas tanto plantares como dactilares muy prominentes (a diferencia de otros micromamíferos con los que podríamos confundir sus huellas).
- Los dedos II, III, IV y V aparecen alineados.
- En las impresiones de los dedos, lo más normal es que se registre mucho mejor el extremo superior ya que esa almohadilla es más prominente que el resto del dedo.
Huella del pie. |
Arriba huella del pie, abajo mano, izq rastro de lavandera. |
Excrementos:
Los excrementos de lirón son generalmente alargados con un grosor irregular que ronda entre 1mm y 3mm. Muchas veces son retorcidos y normalmente aparecen en letrina. Es habitual encontrar letrinas con muchos excrementos sobre superficies totalmente verticales (todo un arte).
En la parte inferior tres excrementos de lirón, en la superior dos de ratón de campo. |