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El rastreo es una forma de acercarnos a los animales con los que convivimos. Sus recorridos, sus esfuerzos para conseguir alimento, sus escaramuzas, el afán por la territorialidad, sus formas de aseo, hasta sus muestras de alegría. Todas sus actividades pueden quedar recogidas en cualquier elemento que haya tenido la oportunidad de ser testigo del comportamiento de la fauna. Esos testigos nos pueden revelar sus secretos: no sólo la especie que vieron, también qué estaba haciendo, qué motivaciones tenía, qué sabía hacer para satisfacerlas.

Para interpretar sus secretos necesitamos seguir aprendiendo siempre. Por supuesto, sobre la forma de sus patas, dientes, alas, huevos... todo lo referente a sus formas. Pero también son necesarias sus costumbres, y las excepciones a esas costumbres: cuando cambia el hábitat, las condiciones meteorológicas, el tipo de presencia humana...

Rastrear significa seguir aprendiendo.
Es una motivación más para consultar bibliografía, a otras personas, compartir salidas de campo, fotos, y, por supuesto, rastrear supone sorprenderse cuando descubres algo que no te esperabas, pero que las señales indican que sí, ¡ha pasado este animal por aquí!, ¡y ha hecho esto, no me lo puedo creer!

30 abr 2020

Lirón careto-huellas y rastros-

                                         Lirón careto



Estos pequeños enmascarados de la noche corretean entre las ramas de los árboles, la hojarasca, las grietas en las rocas de bosques y no dudan en aprovechar construcciones humanas de las zonas rurales por toda la Península Ibérica.
La detección de su presencia, en cuanto a las huellas, depende mucho de hábitat puesto que en ciertas zonas boscosas puede resultar complicado encontrar un sustrato adecuado. En el sur de la península estos animalillos pueden doblar en tamaño a los del norte, con lo que sus huellas pueden ser mucho mayores y más fáciles de localizar. Si embargo, la detección de excrementos no tiene dificultad ninguna ya que tienen una marcada tendencia a hacer letrinas, muchas veces en lugares muy visibles.


                                       Huellas

Para identificar correctamente las huellas de una especie lo primero que debemos tener en cuenta es su anatomía. Al ser una especie muy trepadora sus manos y pies están provistos de almohadillas muy marcadas que facilitan el agarre a cualquier superficie. Estas almohadillas son en gran parte, la clave para la identificación de la huella.

  
    
Pie 
Mano

Rasgos para la identificación:


  1. Marcan 4 dedos en las manos y 5 en los pies.
  2. Uñas largas y curvas.
  3. Almohadillas tanto plantares como dactilares muy prominentes (a diferencia de otros micromamíferos con los que podríamos confundir sus huellas).
  4. Los dedos II, III, IV y V aparecen alineados.
  5. En las impresiones de los dedos, lo más normal es que se registre mucho mejor el extremo superior ya que esa almohadilla es más prominente que el resto del dedo.


Huella de la mano.


Huella del pie.



Arriba huella del pie,  abajo mano, izq rastro de lavandera.



Excrementos:

Los excrementos de lirón son generalmente alargados con un grosor irregular que ronda entre 1mm y 3mm. Muchas veces son retorcidos y normalmente aparecen en letrina. Es habitual encontrar letrinas con muchos excrementos sobre superficies totalmente verticales (todo un arte).

En la parte inferior tres excrementos de lirón, en la superior dos de ratón de campo.

Letrina de lirón en un viejo comedero en un pajar.








                                   







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