Hay huellas conocidas, huellas que te ilusionan, huellas que te sorprenden y luego están las huellas que hacen que de repente los ojos se carguen de ilusión que revienta y cae por tus mejillas y que te hace saltar de alegría con una sonrisa de oreja a oreja al lado de un charco en una pista forestal.
Es el tipo de huella que nunca encuentras o que pasa desapercibida, que no está en ningún lugar.
Son huellas silenciosas como sus autores.
Hoy no voy a hacer un profundo análisis ni voy a hablar sobre el tipo de rastros que pueden dejar estas aves (eso está escrito ya en muchos sitios) , simplemente haré una pequeña presentación para poder compartir esta alegría que me han dejado las primeras lluvias de septiembre.
¿Empezamos?
Lo primero que quiero destacar es el marcadísimo dimorfismo sexual que podemos encontrar en especies como esta. tal y como se puede ver en la siguiente imagen. Si las huellas de una hembra de gavilán podemos confundirlas con las de una paloma, a las de un macho casi las podemos confundir con las de un mirlo.
Garra de una hembra a la izquierda y de un macho a la derecha. |
- Poseen cuatro dedos con uñas largas y fuertes.
- La longitud de las huellas viene siendo de unos 8 cm en las hembras y unos 7 cm en los machos.
- Al igual que otras especies de su familia, poseen algunos lóbulos muy prominentes (en este caso en los dedos II y III) que quedan marcados en la impresión de sus huellas.
- El dedo IV suele presentarse abierto hacia fuera de manera que puede llegar a parecer, en ocasiones, casi zigodáctilo.
- Se desplazan dando pequeños y cortos pasitos por el suelo.
Y tal como he prometido, no me extiendo mas.
Espero que os guste tanto como yo lo he disfrutado.
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